Había una vez un pibe al que en una salida con amigos más allá de los límites del barrio, una noche de verano se le presentó un portal hacia una nueva dimensión. Igual que en el tango, con la ñata contra el vidrio ese pibe se quedó mirando un bar. Sonaba una música tremenda que lo atrajo con fuerza y a la que uno de sus amigos unos años mayor señaló como "Los Redondos". Había gente interesante (el pibe ahora recuerda muy claro una minita que estaba en una de las mesas de afuera) que compartía la misma inclinación hacia la banda. No los amigos de este pibe, claro, que habían querido entrar en un boliche donde la cumbia hacía estragos y que por no tener la vestimenta requerida ahora volvían pateando el largo camino de regreso a casa.
Al día siguiente a esa visión el pibe pidió a otro amigo más acertado toda la discografía. Recibió un par de cds originales rayados, casetes en vías de extinción con tapas dibujadas seguramente con la misma birome que se habían rebobinado y algunas revistas amarillentas que el amigo en cuestión heredó de su hermano mayor.
Ese año la salida del disco Luzbelito de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota abrió la cabeza de ese pibe, se la detonó. El disco era el más oscuro de la banda (hasta ese momento) y el de sonido más sólido antes de la experimentación a la que se sometería a los dos siguientes… los últimos de su historia. La oscuridad no se correspondía sólo en el sonido sino también venía impregnada en las letras, que versaban sobre demonios, ángeles caídos en desgracia y referencias bíblicas (como nos anuncia el título) mezcladas con situaciones callejeras.
Entre todos los temas del disco había uno que a ese pibe le llamó
muchísimo la atención, musicalmente lo ganó desde la primera escucha pero la
letra era muy extraña, al leer el librito se le aparecían en una misma frase varias palabras que no llegaba a comprender porqué estaban ahí, todas juntas:
Al día siguiente a esa visión el pibe pidió a otro amigo más acertado toda la discografía. Recibió un par de cds originales rayados, casetes en vías de extinción con tapas dibujadas seguramente con la misma birome que se habían rebobinado y algunas revistas amarillentas que el amigo en cuestión heredó de su hermano mayor.
Ese año la salida del disco Luzbelito de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota abrió la cabeza de ese pibe, se la detonó. El disco era el más oscuro de la banda (hasta ese momento) y el de sonido más sólido antes de la experimentación a la que se sometería a los dos siguientes… los últimos de su historia. La oscuridad no se correspondía sólo en el sonido sino también venía impregnada en las letras, que versaban sobre demonios, ángeles caídos en desgracia y referencias bíblicas (como nos anuncia el título) mezcladas con situaciones callejeras.
¡Me Matan Limón!
¡Hijueputas, Limón!
Por los techos viene
el Bloque
¡Otra vez!
La rara puteada, el uso de las mayúsculas (significaba algo
seguro, el Indio Solari no dejaba cabos sueltos) y el mayor misterio ¿¿quién o qué era ese
“Limón”??
Habrán pasado un par de años (quizá
exactamente un par) cuando en plena escuela secundaria un compañero le dijo cuatro palabras:“habla de Escobar Gaviria”, “¿De quién?” le dijo el pibe, y no entendió mucho la explicación o este sólo se dedicaba a repetir lo que algún otro le había
dicho, como suele pasar en ese boca a boca acerca de la mística ricotera donde el Indio conquista más que Alejandro Magno sin salir de la casa.
Así fue que el pibe preguntó, investigó como pudo (internet aún no era popular) sobre ese tal Escobar Gaviria. Estaba todo atado con alambres, con grumos, hasta que haciendo zapping unos meses más tarde sin querer se topó con una película -tal vez un documental- que asoció a la historia que le contaba el Indio en "¡Me Matan Limón!": los últimos momentos de Pablo Escobar Gaviria. Y pudo completarlo todo.
Y ahora a lo que vinimos, dejo un video donde mezclé el tema de los Redondos con la escena final de la serie un tanto editada. Hago coincidir a Escobar escapando al momento del solo de saxo (¡grande Dawi!), ya que como dijo un famoso periodista por ahí, suena pesado y tambaleante como un gordo corriendo en un tejado.Así fue que el pibe preguntó, investigó como pudo (internet aún no era popular) sobre ese tal Escobar Gaviria. Estaba todo atado con alambres, con grumos, hasta que haciendo zapping unos meses más tarde sin querer se topó con una película -tal vez un documental- que asoció a la historia que le contaba el Indio en "¡Me Matan Limón!": los últimos momentos de Pablo Escobar Gaviria. Y pudo completarlo todo.
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Skay y el Indio, los artífices del tema, planeando la transa internacional |
Hoy en día la historia de Pablo Escobar es conocida por
cualquiera, nos damos cuenta que la puteada de la canción hacía referencia a un modismo colombiano (ahora cuando el Indio en su etapa solista canta el tema grita "la madre chingada" o alguna otra mexicaneada, actualizando un poco el foco del asunto). La serie colombiana El Patrón del Mal de 2012 nos cuenta la historia de Pablo Escobar (protagonizado por Andrés Parra) aunque muy amenizada. Entre su defectos hay que tener en cuenta que
los apodos no eran los reales, por eso Limón es El Cítrico. Y además de pecar
de inocente por momentos, nos cuenta la historia “oficial”, no se la juegan demasiado. Lo mejor: cuando mezclan la ficción con las imágenes documentadas de los hechos.
"En general tratamos de no explicar los temas pero hay un comentarista de una revista que sigue insistiendo con que son crípticas.No recuerdan al ser periódicos,no recuerdan,tienen una memoria periódica en realidad sino reconocerían que es la última escapada por las tejas de Pablo Escobar Gaviria con su lugarteniente Limón perseguido por el Bloque de Búsqueda"
Marche un saludo para el Lampinho que gracias a su Episodio 1089 incentivó la idea de hablar de aquel pibe que escuchaba entusiasmado uno tras otro los discos de los Redondos.
Excelente! No tenía idea de que se trataba de Escobar. el video quedó perfecto.
ResponderEliminarSiempre pensaba que era una especie de choro de barrio perseguido por la cana, no semejante tipo.
Muy bueno!
Abrazo
Muchas gracias! A partir de ahora cada vez que la escuches no te vas a poder sacar la imagen de Escobar corriendo por el tejado.
EliminarYa nos ocuparemos de otras canciones de los Redondos que sorprenden en ese sentido... a mi ¡todavía me sorprenden!
Abrazo!
Hay frodo quiero ese video en mi blog porfavor!! esta excelente como hacemos porque te lo que quise robar y no pude je je . pasamelo porfi!! Sobre la letra si lo busque y me entere que eran los ultimos minutos de vida de Pablo Escobar que su compañero era Limon y le estaban disparando: entonces el grito:"Me matan, Limon!! la cancion me encantaaaa no sabia de esta entrada!!
ResponderEliminarLa historia que contaste se parece a la mia yo trabajaba en el centro en un local a una cuadra del Obelisco,Tenia un compañero que lo ponia los casettes de los Redondos en el grabador y me gustaban le pedi que me copiara todos los cassetes que tenia y asi comenzo todo..... los sigo escuchando y mis hijos tambien obvio!!
un abrazo!
Hola Grace, fijate que te lo envié por mail. No es robo, citá esta página y listo... ya ves que tuvo muy pocos comentarios y fue poco visitada. ¡Y con lo que me costó hacer la edición del video! ¡ja!
EliminarCasi todos los fanáticos de los Redondos tuvimos una etapa similar, no había otra manera, no sonaban en la tele o en todas las radios (como ahora) y no había internet. Por eso cada disco pirata valía oro, y algunos traían una mezcla tremenda de conciertos, grabaciones y temas originales que los hacían más misteriosos aún. Estamos hablando en épocas donde era un púber, no hubiese podido ir a un show de ellos.
Brindo por eso de que tus hijos sigan reciban la posta que le estás dejando.
Gracias por la buena onda y tu interés en estas entradas
Abrazo!
Hoy vuelvo a este post por el link que dejaste y esa atraccion que uno siente por la musica del Indio me paso igual; su musica me aluscino desde el primer momento en 1989 que un compañero de trabajo que llevaba en un cassete regrabado y escuchamos sus canciones momentos inolvidables conoci canciones de Gulp ; la mosca y la sopa; y despues dos albumes "lobo suelto cordero atado" tambien lo escuche.
ResponderEliminarGracias por compartir tu anecdota que sera la de muchos que como nosotros nos gusta los redondos.
Besos y vuelvo a tus 10 años de blog.😊
Gracias por volver a pasar, Grace.
EliminarTodos los que amamos a Los Redondos recordamos nuestro primer acercamiento.
Besos y muchas gracias... otra vez!