1 Dijo Dios a Josué: "Mientras vivas nadie
te resistirá. Estaré contigo como lo estuve con Moisés; no te dejaré ni te
abandonaré."
si existe... ha de usar bigotes y lucir musculosa amarilla
2 Dos hombres habían sido
enviados por Josué para explorar Jericó y, al entrar en ella, una prostituta
los había escondido. Entonces Josué les dijo: «Entren en la casa de la
prostituta y sáquenla fuera con toda su familia» Hicieron salir a la mujer llamada Rahab, con sus familiares, y los colocaron a salvo. Después quemaron la ciudad y todo lo que había en
ella, dejando la plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro, que
depositaron entre las cosas preciosas del Santuario de Yavé. Josué perdonó
la vida de la prostituta y la de su familia, y ella permaneció en Israel.
3 Cuando el pueblo
salió de su campamento para atravesar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el
Arca de la Alianza iban delante. El Jordán corría con mucha agua, desbordando
su cauce. Sin embargo, cuando
los que llevaban el Arca bajaron al río y sus pies se mojaron en las orillas, las aguas que venían de arriba se cortaron. Se detuvieron las aguas y así el pueblo pudo atravesar frente a Jericó.
Que rajen las mulitas, ¡el Diablo anda suelto!
suena el Dios del charango
suena el Dios del charango
4 Así, pues, Josué les
mandó que salieran del río, colocó las doce piedras
que habían tomado en el cauce del Jordán, cuando lo atravesaron. Entonces
Josué dijo a los israelitas: «Cuando en el futuro sus hijos les pregunten qué
significan esas piedras, ustedes les explicarán que el pueblo de Israel
cruzó el Jordán sin mojarse los pies, pues Yavé, nuestro Dios, secó las
aguas del Jordán delante de nosotros."
Desde el disco The Joshua Tree
El pueblo gritó y se tocaron las trompetas. En ese preciso momento se derrumbaron los muros de la ciudad. Entonces cada uno avanzó sobre la parte de la ciudad que tenía a su frente. Se apoderaron de Jericó. Y espada en mano mataron a todos los hombres y mujeres, jóvenes y viejos; incluso a los bueyes, ovejas y burros, y los entregaron como anatema, o sea, los sacrificaron a Dios."
Si se trata de derribar muros...que sean estas las trompetas