Retomo una sección que tenía un tanto abandonada. Se
enfrentan dos películas de ajedrez, una partida en busca de Grandes Maestros
del género.
Lamentablemente las dos de hoy no llegan a pelear un campeonato
mundial, como si lo pueden hacer “El Séptimo sello” que ganó su partida acá, o “La Diagonal del Loco” que hizo lo propio aquí, aunque creo que hoy tenemos a un claro
vencedor.
Con el film francés Joueuse (traducido como “La Jugadora de
Ajedrez”) del año 2009, me llevé una grata sorpresa. Cuando empezó creí que iba
a caer en todos los chlichés y lugares comunes de las películas malas de ajedrez
e incluso también en las malas de emancipación femenina, pero sale airosa. Cae en algunas casillas obvias, pero no en todas.
Hélène (Sandrine Bonnaire) es una camarera de un hotel de
Córcega, con una familia establecida y una vida rutinaria, y es a la vez señora de limpieza en la
casa del gruñón Doctor Kröger (Kevin Kline). Luego de ver una sensual partida
de ajedrez en una habitación del hotel, esta visión reveladora la llevará a intentar dejar el papel de mujer reservada y resignada a una vida mediocre y sin
sobresaltos, y buscar una salida a través de la pasión que le genera el juego. Descubre un tablero de ajedrez en casa del doctor y le
pide que le enseñe a jugar.
Así, de a poco, en forma cancina, la directora Carolina Bottaro (en este, su primer largometraje) nos va metiendo en una historia de placer sensual y elegancia, con un velo erótico en donde la frase emblema es que la Dama es la pieza más fuerte y que el ajedrez no es sólo cosa de hombres.
Está basado en una novela de Bertina Henrichs, y podría reprocharse que las jugadas no son importantes y no son presentadas con profundidad.
Frente al tablero cada uno va a ir modificando su personalidad, el altanero doctor se va a convertir en un apasionado maestro y ella va a ir rompiendo las reglas que le impone la familia y la vida en sociedad en el pequeño pueblo.
Me dirás. típica película donde los malos se convierten en buenos y los zonzos en piolas. Pero el ritmo, cómo está contada la historia es lo que vale.
Quizás lo mejor de la película es la actuación de Sandrine Bonnaire, pasando de un estado a otro en la personalidad de Hélène según la exigencia del libreto. Por momentos será la sometida y timorata esposa de Ange (Francis Renaud), y por otros una mujer capaz de un despertar intelectual que le permite ganar una competencia en un mundo machista. Acompaña en esto también la actuación de Kevin Kline, quien con pocas palabras lleva adelante la modificación rotunda de su personaje.
Quizás lo mejor de la película es la actuación de Sandrine Bonnaire, pasando de un estado a otro en la personalidad de Hélène según la exigencia del libreto. Por momentos será la sometida y timorata esposa de Ange (Francis Renaud), y por otros una mujer capaz de un despertar intelectual que le permite ganar una competencia en un mundo machista. Acompaña en esto también la actuación de Kevin Kline, quien con pocas palabras lleva adelante la modificación rotunda de su personaje.
Los que buscan acción, se pegarán el embole de su vida: grandes silencios, ritmo pausado, suaves diálogos. Pero lo mejor es que gambetea el estereotipo y puedo decir que ha llegado a emocionarme.
Trata de un experto informático, Thomas Rosemud (Bruno Ganz)
que desarrolla un programa de ajedrez para vencer al Campeón Mundial, Igor
Koruga (Ljuba Tadic). El problema reside en que en su niñez, los médicos le
prohibieron jugar porque le provocaba crisis nerviosas que llegaban a
estados esquizofrénicos en donde agredía y lastimaba al rival vencedor.
El duelo entre el campeón mundial y el programa informático
es transmitido por TV y, al vencer el humano en apenas 17 jugadas, humilla
frente a todos los espectadores no sólo al programa informático, sino a su programador. Tal
es la humillación que éste decide volver a jugar y se prepara tanto como para
lograr vengarse del Campeón Mundial, en un maratónico torneo. La película así, va cayendo en hechos reales de ajedrecistas
famosos, hasta que Thomas consigue su ansiada venganza.
El problema va a ser al momento de decidirse por dar o no revancha al ex Campeón Mundial. Las crisis nerviosas volverán y su declive mental lo llevará a tener problemas con su familia, su entrenador… y todos los lugares comunes en los que ya han caído otros filmes acerca del pequeño límite entre la genialidad y la locura.
El problema va a ser al momento de decidirse por dar o no revancha al ex Campeón Mundial. Las crisis nerviosas volverán y su declive mental lo llevará a tener problemas con su familia, su entrenador… y todos los lugares comunes en los que ya han caído otros filmes acerca del pequeño límite entre la genialidad y la locura.
El título original es “Schwarz
und weiß wie Tage und Nächte” que vendría a ser algo así como “Negro y
blanco como el día y la noche”. Pero algún cráneo decidió que en español no
pegaba y fue cruelmente podado.
No fue concebido como un largometraje,
sino como un telefilm que fue ganando su terreno desde la pantalla chica hacia
la grande. Y como dijeron por algún otro blog,
más allá de los principales a los otros actores los conocen en sus casas y quizás en
la cervecería.
Es interesante que se haya anticipado en la temática al duelo Kasparov vs Deep Blue que se dio en los noventa. La música es llamativa, hipnótica. Más no pude rescatar.El director, rodando filmes de ajedrez es un excelente director de películas de submarinos.
Claro vencedor (aunque sin lucirse) el film francés.
Por si les interesa, acá los duelos anteriores:
Por si les interesa, acá los duelos anteriores: