Pantagruel es el primer libro de Rabelais sobre relatos de
gigantes escrito en el siglo XVI, el Gargantúa es el segundo. Aunque, siguiendo el orden cronológico de la trama suele leerse este
último antes que el primero, ya que Gargantúa es el padre de Pantagruel.
Del Pantagruel, me sorprendió la forma de manejar el lenguaje (supongo que en francés es mucho más interesante), la sátira, el humor, las puteadas, lo escatológico y fisiológico, y los tremendos banquetes que hasta el día de hoy se recuerdan con su nombre como adjetivo.
De su gran capítulo XIX acerca de otro personaje llamado Panurgo, que transcribo a continuación, voy a necesitar que se tomen unos
minutos de lectura atenta y espero comentarios al respecto a ver si me orientan, ya que a mí me generó
más dudas que certezas. Dejo unos dibujos explicativos que, lejos de aclarar parecen oscurecer.
Creo también que algún buen samaritano debe hacer un video explicando todo esto.
DE CÓMO PANURGO DEJÓ CORRIDO AL INGLÉS
QUE ARGUMENTABA POR
SIGNOS
Entonces, asistiendo y escuchando todo el mundo en perfecto
silencio, el inglés levantó las dos manos al aire, bien alto, por separado,
cerrando las extremidades de los dedos en una forma que se llama en chinonés
culo de pollo, y golpeó las uñas de una mano con las de la otra cuatro veces.
Luego las abrió, y golpeó las palmas de las manos, la una contra la otra, con
un sonido estridente; después las juntó de nuevo como antes, las chocó dos
veces, y volvió a abrirlas cuatro veces. A continuación las volvió a poner
juntas y extendidas, la una cerca de la otra, como si estuviese rezando a Dios
devotamente.
Panurgo al punto levantó al aire la mano derecha y luego se
metió el pulgar de la misma en la ventana de la nariz del mismo lado, teniendo
los cuatro dedos extendidos y apretados en su orden, en línea paralela a la
arista de la nariz, cerrando totalmente el ojo izquierdo, y mirando de reojo
con el derecho, bajando profundamente la ceja y el párpado.
👃
😉
Luego levantó en alto la izquierda, apretando fuerte y
extendiendo los cuatro dedos y levantando el pulgar, y la mantenía en línea
correspondiendo exactamente a la posición de la derecha, con una distancia
entre ambas de un codo y medio. Hecho esto, con la misma posición bajó ambas
manos hacia la tierra, y finalmente las mantuvo en la mitad, como apuntando
directamente a la nariz del inglés.
-Y Mercurio – dijo el inglés.
En esto Panurgo lo interrumpió diciendo:
-¡Habéis hablado, máscara!.
Entonces el inglés hizo este signo: levantó la mano
izquierda bien abierta en alto, al aire; luego cerró en un puño sus cuatro
dedos, con el pulgar extendido apoyado en la aleta de la nariz. Acto seguido
levantó la derecha totalmente abierta y totalmente abierta la bajó, colocando
el pulgar en el lugar en que se plegaba el dedo meñique de la mano izquierda, y
movía lentamente en el aire los cuatro dedos de la misma. Luego al contrario
hizo con la derecha lo que había hecho con la izquierda, y con la izquierda lo
que había hecho con la derecha.
Panurgo, no extrañado de esto, tiró al aire su trismegista
bragueta con la izquierda, y con la derecha sacó de ella un trozo de costilla
bovina blanca y dos pedazos de madera con la misma forma, uno de ébano negro y
el otro de la madera de Brasil encarnado, y se los puso entre los dedos de la
misma en buena simetría, y chocándolos juntos, hacía un ruido como el que hacen
los leprosos en Bretaña con sus tablillas, aunque sonaba mejor y más armonioso;
y con la lengua contraída en la boca tarareaba alegremente, sin dejar de mirar
al inglés.
(Nota del editor: representación censurada, no lo repitan en su casa)
El inglés por esto no se asustó, levantando las dos manos al
aire, las mantuvo de tal forma que con los tres dedos mayores formó un puño
cerrado, y pasaba los pulgares entre los dedos índice y corazón , y mantenía los
dedos auriculares extendidos, presentándolos así a Panurgo, y luego los
acopló de modo que el pulgar derecho
tocaba el izquierdo y el meñique izquierdo tocaba el derecho.
Ante esto, Panurgo, sin decir palabra, levantó las manos e
hizo este signo. Con la mano izquierda unió la uña del dedo índice con la uña
del pulgar, formando en medio una especie de anillo, y con la mano derecha
formaba un puño cerrado con todos los d👀edos, excepto el índice, el cual metía y
sacaba varias veces entre los otros dos mencionados dedos de la mano izquierda,
luego extendió el dedo índice y corazón de la derecha, separándolos lo más
posible y dirigiéndolos hacia Taumasto,
luego ponía el pulgar de la mano
izquierda sobre el rabillo del ojo izquierdo, extendiendo toda la mano como un
ala de pájaro o una aleta de pez, y moviéndola muy graciosamente hacia aquí y
hacia allá, y lo mismo hacía con la mano derecha sobre el rabillo del ojo
derecho.
Taumasto empezó a palidecer y temblar, y le hizo este signo.
Con la mano derecha golpeó con el dedo cordial el músculo de
la palma de la mano que está bajo el pulgar, luego formó con el dedo índice de
la derecha un anillo semejante al de la izquierda, pero puso por debajo y no
por encima, como hacía Panurgo.
Entonces Panurgo golpea las manos, la uno contra la otra,
sopla en las palmas. Esto hecho, pone de nuevo el dedo índice de la mano
derecha en el anillo de la izquierda, sacándolo y metiéndolo varias veces.
Luego sacó la barbilla, mirando atentamente a Taumasto.
La gente, que nada entendía de estos signos, comprendió bien
que con éste preguntaba a Taumasto, sin decir palabra, “¿Qué queréis decir con
esto?”.
De hecho, Taumasto, empezó a sudar la gota gorda, y parecía
totalmente un hombre sumido en una profunda reflexión. Luego se decidió y puso
todas las uñas de la mano izquierda contra las de la derecha, abriendo los
dedos en forma de semicírculos, y subía las manos todo lo que podía, al hacer
este signo.
😓
Entonces Panurgo se puso de repente el pulgar de la mano
derecha debajo de las mandíbulas y el auricular de la misma mano en el anillo
de la izquierda, y así hacía castañear los dientes muy melodiosamente, los de
abajo contra los de arriba.
😠
Taumasto, con gran esfuerzo, se levantó pero al levantarse
se tiró un gran pedo de panadero, pues lo gordo vino después, y meó muy
fuerte vinagre, y apestaba como todos los diablos; los asistentes empezaron a
taparse la nariz, porque él se ciscaba de ansiedad, entonces levantó la mano
derecha, cerrándola de tal manera que reunía la punta de todos los dedos
juntos, y se puso la mano izquierda abierta en el pecho.
Al punto Panurgo sacó su larga bragueta con su copete y la
extendió un codo y medio; y la sostenía en el aire con la mano izquierda, y con
la derecha tomó su naranja, y tirándola al aire siete veces, a la octava la
escondió en el puño de la derecha, manteniéndola en alto muy quieto; luego
empezó a sacudir su hermosa bragueta, mostrándola a Taumasto.
(Nota del editor: representación censurada, no lo repitan en su casa)
Tras ello Taumasto empezó a hinchar las dos mejillas como un
gaitero y soplaba como si inflase una vejiga de cerdo.
A lo que Panurgo se puso un dedo de la mano izquierda en el
agujero del culo, y con la boca aspiraba el aire como cuando se comen ostras de
su concha, o cuando se sorbe la sopa,
(Nota del editor: representación censurada, no lo repitan en su casa)
hecho lo cual abrió un poco la boca y con
la palma de la mano derecha se golpeaba, produciendo así un gran ruido
profundo, como si viniese de la superficie del diafragma por la arteria de la
tráquea, y lo hizo dieciséis veces.
✋👄
Pero Taumasto seguía resoplando como una oca.
Entonces Panurgo se puso el dedo índice de la mano derecha
en la boca, apretándolo muy fuerte con los músculos de la boca, luego lo sacaba
y al sacarlo hacía un gran ruido, como cuando los niños tiran con una cerbatana
de saúco bellos pedazos de nabas; y lo hizo nueve veces.
👉👄
Entonces Taumasto exclamó:
-¡Ah señores, el gran secreto! ¡Ha metido la mano hasta el
codo!
Luego sacó un puñal que llevaba, sosteniéndolo con la punta
hacia abajo. En esto Panurgo tomó su larga bragueta, y la sacudía cuanto podía contra sus muslos;
luego se puso las dos manos unidas en
forma de peineta sobre la cabeza, sacando la lengua todo lo que podía, y
poniendo los ojos en blanco como una cabra moribunda.
🙆
-¡Ah, entiendo! – dijo Taumasto – pero, ¿qué? – haciendo un
signo en el que se ponía el mango del puñal contra el pecho y sobre la punta
ponía la palma de la mano, volviendo un poco los extremos de los dedos.
A lo que Panurgo bajó la cabeza del lado izquierdo y puso el
dedo corazón en la oreja derecha, elevando el pulgar hacia arriba.
Luego cruzó los
dos brazos sobre el pecho, tosiendo cinco veces, y a la quinta golpeando el
suelo con el pie derecho, después levantó el brazo izquierdo, y cerrando todos
los dedos en un puño, se puso el pulgar contra la frente, gopeándose con la
mano derecha seis veces el pecho.
Pero Taumasto, no
contento con esto, se puso el pulgar de la mano izquierda en la punta de la
nariz, cerrando el resto de la mano.
Entonces Panurgo se puso los dos dedos de en medio a ambos
lados de la boca, estirándosela cuanto podía y mostrando todos sus dientes, y
con los dos pulgares se bajaba fuertemente los párpados, haciendo una mueca
bastante fea, según les parecía a los asistentes.
Entonces se puso de pie Taumasto, y quitándose el bonete de
la cabeza, dio las gracias a Panurgo en voz baja.