vivió el traductor del Dante
anda caminante
no sea que te traduzca”.
Jorge Luis Borges solía recitar este verso chusco cuando hablaba de Bartolomé Mitre. Y uno que ha leído mucho a Georgie y menos a Bartolito va forjando un prejuicio literario.
Luego de lo que transcribiré, Mitre ingresa al selecto grupo de escritores argentinos con pensamiento político antagónico al que suscribo (el ya mencionado Borges, Domingo F. Sarmiento, David Viñas, Victoria Ocampo, Adolfo Bioy Casares) y cuya exquisita pluma supera cualquier discrepancia.
Curiosa observación astronómica de Mitre, al aludir al encuentro entre "los dos astros":
El encuentro de los grandes hombres que ejercían influencia decisiva en los destinos humanos es tan raro como el punto de intersección de los cometas en las órbitas excéntricas que recorren. Sólo una vez se ha producido este fenómeno en el cielo, y en la tierra rarísimas veces. La masa de un cometa penetró una vez la de otro, y al dividirlo lo convirtió en una lluvia de estrellas que sigue girando en su círculo de atracción, mientras el primero continuó su marcha parabólica en los espacios. Tal sucedió con San Martín y Bolívar, los dos únicos grandes hombres sudamericanos, por la extensión de su teatro de acción, por su obra, por sus cualidades intrínsecas, por su influencia en su tiempo y en su posteridad (...) Todos estos rayos convergentes de la historia que se encuentran en el punto céntrico en que los dos libertadores operaron su conjunción, son los que dan sus prestigios a la conferencia de San Martín y Bolívar en Guayaquil. El escenario es el arco iluminado del Ecuador del nuevo mundo, con su horizonte marítimo y sus gigantescas cadenas de montañas en perspectiva, sus palmeras siempre verdes y sus volcanes encendidos. Los protagonistas son los árbitros de un nuevo mundo político. El mundo pone el oído y no oye nada. Uno de los protagonistas desaparece silenciosamente de la escena, cubriendo su retirada con palabras vacías de sentido. El otro ocupa silenciosamente su lugar.