Penena la molestaba continuamente con el fin de hacerla enojar, y Ana estaba llena de amargura y lloraba sin consuelo. Suplicó a Yavé y le hizo el siguiente voto: «¡Oh Yavé de los Ejércitos! Si es que te dignas mirar la aflicción de tu esclava, te acuerdas de mí y no me olvidas, dame un hijo varón. Yo te lo entregaré por todos los días de su vida y la navaja no pasará por su cabeza.»
19-28 Elcaná tuvo relaciones con su esposa Ana, y Yavé se acordó de ella y de su oración. Luego Ana quedó embarazada y dio a luz un niño a quien llamó Samuel. “Ahora yo se lo ofrezco a Yavé para que le sirva toda su vida».
3 1-11. El niño Samuel estaba al servicio de Yavé, en el Templo, donde se encontraba el Arca, y vivía junto al sacerdote Helí, quien estaba acostado en su habitación, pues ya no podía ver.
Yavé llamó a Samuel, quien respondió: «Aquí estoy», y corrió donde Helí diciendo: «Aquí estoy, pues me has llamado.» Pero Helí le contestó: «Yo no te he llamado; vuelve a acostarte.»
Ocurrió lo mismo varias veces hasta que Helí comprendió que era Yavé quien llamaba a Samuel, y dijo: «si vuelve a llamarte dile: Habla, que tu siervo te escucha.» Eso hizo y Yavé entró, se paró y dijo: «Voy a hacer en Israel una cosa tan tremenda que a todo el que la oiga le zumbarán los oídos. Tú le anunciarás a Helí que yo condeno a su familia para siempre, no podrán borrar jamás su falta ni con sacrificios ni con ofrendas.» Sabía que sus hijos ofendían a Dios y no los ha corregido.
4 2-14 Los filisteos entraron en batalla contra Israel. Luego de un rudo combate, los israelitas fueron derrotados, y los jefes de Israel se preguntaban por qué Yavé los había abandonado. Y se dijeron: «Vamos a buscar el Arca de nuestro Dios. Así estará ella con nosotros y nos salvará de nuestros enemigos.»
Jofni y Finjas, hijos de Helí, acompañaban el Arca desde el Templo hasta el campamento.
Los filisteos se lanzaron al ataque y derrotaron a Israel. Fue un gran desastre en que perecieron treinta mil soldados de infantería.
El Arca de Dios fue capturada y murieron Jofni y Finjas, los dos hijos de Helí.
15- 21 Helí tenía noventa y ocho años; tenía la mirada fija, ya no podía ver. Cuando se enteró de lo sucedido cayó de su silla hacia atrás junto a la puerta, se rompió la nuca y murió.
Su nuera, la mujer de Finjas, estaba embarazada y por dar a luz. Cuando supo que el Arca de Dios había sido capturada y que su suegro y su marido habían muerto, sufrió un alumbramiento prematuro.
Estando por morir, las que le asistían le dijeron: «Ánimo, que es un niño»; pero ella estaba inconsciente y no respondió.
Le pusieron al niño el nombre de Icabod, o sea «Desapareció la gloria».