Para dar en ese blanco móvil nuestra flecha deberá recorrer los 384.400 kilómetros que nos separan y, como no nos podremos acercar sin buena música, ¡tenga mano!... avant don Claudio...
Cuando en el año 1610 el viejo Galileo la observó por vez primera a la cara, la encontró tan fané y descangallada que se le habrán caído las medias, y con los pelos de la barba todavía erizados se puso a dibujar. Plasmó así las fases de la mina y sus cicatrices de impactos prehistóricos y el grotesco maquillaje de un relieve irregular, con montañas y valles casi sin erosión. Era más jovata de lo que parecía, ¡¿cómo estaremos nosotros?!
Heroína mitológica, Diosa molesta de los pescadores y Maga de los creadores de calendarios, pero sobre todo Musa de poetas que también buscan conquistarla:
Hay tanta soledad
en ese oro.
La luna de las
noches
no es la luna que
vio el primer Adán
Los largos siglos
de la vigilia
humana la han colmado
de antiguo llanto.
Mírala. Es tu espejo.
(Jorge Luis Borges)
Volemos por amor, más allá del Sputnik, del programa Gemini, saludemos al tovarich Yuri Gagarin e imitemos lo que ya hicieron las misiones Apolo siendo ésta una vez más la revancha de Tom Hanks… ¡alunicemos en sus secos mares!
“No sé si los
mundos están habitados, y como no lo sé, voy a verlo”
De la Tierra a
la Luna (Julio Verne).
Muda, como la primera película de ciencia ficción del amigo Méliès, esconde más misterios de los que nos enseña, pero ya nos ocuparemos de eso en la otra cara (la oscura) en algún momento más Floyd. Por el momento, nos urge apuntar a la que vemos y ¡zás! acertar en el blanco el icónico flechazo. Amor lunático a primera vista.
¿Quién se pone a sacar fotos cuando la está pasando verdaderamente bien?
La siguiente instantánea es la más impactante de todas las que sacaron en esa primer conquista -la del Apolo XI-, porque en la foto están todos los seres humanos: en el módulo lunar Armstrong (sin su trompeta) y Buzz el-segundo-es-después-del-primero Aldrin... todos los seres humanos... excepto el fotógrafo ¡Era para una selfie, Collins!
La siguiente instantánea es la más impactante de todas las que sacaron en esa primer conquista -la del Apolo XI-, porque en la foto están todos los seres humanos: en el módulo lunar Armstrong (sin su trompeta) y Buzz el-segundo-es-después-del-primero Aldrin... todos los seres humanos... excepto el fotógrafo ¡Era para una selfie, Collins!
No es el satélite más grande de nuestro Sistema solar, pero en proporción al planeta al que orbita sí lo es, y lo explicará mejor el ingrávido jopo de Tintín (que cual bandera yanqui tampoco flamea) en esta viñeta:
Una vez conquistada, se pone un poco densa.
Llega así el momento de retomar el viaje, virar pa´otro lado y buscar otra minita algo más distante pero mucho más fogoza...
Zócalo publicitario: Si sos selenita y estás leyendo esto en el año 2457, dejá comentario