Nos dice el Tío Asimov en su Guía… que Por muchos éxitos que Samuel lograra, sólo pudo evitar que las cosas empeorasen. Pero había que derrotar a los filisteos y no sólo contenerlos. Por esa razón cuando envejece Samuel creció entre los israelitas el clamor por un rey, y aunque Samuel se negaba, apareció (diría yo: se lo sacó en la kermesse)
9 Saúl y su criado vagaban por las montañas en busca de tres
burras que su padre había perdido. Pasaron cerca de donde vivía Samuel, y el
criado que creía en éste último como una especie de mago sugirió que podían valerse de sus servicios.
Sin embargo al ver a Saúl, Samuel tuvo la inspiración divina de convertirlo en rey, pues era un joven sumamente alto y guapo…
10. 1. Entonces Samuel tomó la alcuza de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl y después lo besó diciendo: «Yavé es quien te ha ungido como jefe de Israel. Tú dirigirás al pueblo de Yavé y lo librarás de los enemigos que lo rodean. Y ésta será para ti la señal de que el mismo Yavé te ha ungido.»
El tío Asimov nos dice que la ceremonia de la unción probablemente tuviera su origen en un acto de higiene, en los días anteriores al jabón. A partir de aquí nadie es efectivamente rey hasta que hubiese realizado el rito minucioso de la unción, de modo que la frase “el ungido” pasó a ser sinónima de “el Rey”.
Tomar las armas contra los filisteos era un asunto serio y exigía un general capaz y experimentado. Sin embargo, Saúl estuvo a la altura de la ocasión formando un ejército.
11 (7-8). Tomó una yunta de bueyes, los descuartizó y envió los pedazos por todo el territorio de Israel con este mensaje: «Esto les va a pasar a los bueyes de todos los que no quieran seguirme a mí y a Samuel.» Al ver esto, todos tuvieron miedo y salieron como un solo hombre. Saúl les pasó revista: eran unos trescientos mil los de Israel y treinta mil los de Judá.
12 (1-2) Samuel dijo al pueblo: «Los he atendido en todo lo que me han pedido, y les he dado un rey para dirigirlos. Lo que es yo, ya soy viejo, estoy lleno de canas y tengo a mis hijos para que me reemplacen. Los he guiado desde mi juventud hasta el día de hoy.
(16-18). ¡Pero no se vayan todavía! para que vean este gran prodigio que Yavé va a realizar delante de sus ojos. ¿No es ahora la cosecha del trigo? Pues bien, voy a invocar a Yavé para que haga tronar y llover. Reconocerán entonces y verán el gran mal que han hecho a sus ojos al pedir un rey.»
Invocó Samuel a Yavé, que hizo tronar y llover ese mismo día, y todo el pueblo tuvo gran temor a Yavé y a Samuel.
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