Los Jueces de la Milonga

Continuamos con paso torpe y cansino, páginas adelante.
¿En qué estábamos? Fiestas populares. Milongas campestres. 


3 15-25 Como los israelitas clamaron a Yavé, él les dio un libertador: Ehud. Y le encargaron llevar un regalo a Eglón, un hombre muy gordo, rey de Moab. Ehud hizo un puñal de dos filos, de un codo de largo, y se lo ciñó debajo de la ropa sobre el muslo derecho, y fue a presentar el regalo.
En cuanto terminó de ofrecer el presente, Ehud dio la señal de partida a los hombres que habían traído todas las cosas;  pero él, se volvió «Tengo un mensaje secreto para ti, oh rey.» 

Este declaró: «¡Déjenme solo!» Y salieron de su presencia todos los que estaban con él. Entonces se acercó Ehud. El rey se levantó de su silla. Ehud, con su mano izquierda, tomó el puñal que llevaba sobre el muslo derecho y se lo hundió en el vientre. Incluso el puño penetró con la hoja y se cerró la grasa en torno a la hoja, pues no se la sacó del vientre. Ehud salió por la ventana, habiendo cerrado tras de sí las puertas de la galería alta y echado los cerrojos. Llegaron los servidores y vieron que las puertas de la galería alta tenían puesto el cerrojo. Se dijeron: Seguro que está haciendo sus necesidades en la galería fresca. Esperaron largo rato, pero no se abrían las puertas de la galería alta. Por fin tomaron las llaves y abrieron. Su señor yacía en tierra, muerto. 

4 5-24 En aquel tiempo, Débora, una profetisa, hacía de juez. Se sentaba bajo la llamada Palmera de Débora y allí resolvía los pleitos que le presentaban los israelitas. Mandó llamar a Barac y le dijo: «Levántate, que éste es el día en que Yavé te entregará a Sísara» Barac, pues, bajó del cerro con sus diez mil hombres y derrotó a Sísara con sus carros y todo su ejército. Sísara tuvo que bajarse de su carro y huir, mientras Barac lo persiguió.
Sísara llegó corriendo a la tienda de campaña de Yael, quien lo escondió bajo una manta. Él le pidió un poco de agua para calmar la sed. La mujer destapó el odre de la leche, le dio de beber y volvió a cubrirlo con una manta. Sísara le dijo: «Quédate a la entrada y, si alguien te pregunta, dile que no hay nadie contigo.» Sísara, que estaba muy cansado, se quedó dormido. Entonces la mujer tomó un martillo y una estaca de la tienda, se acercó a él despacito y le clavó en la cabeza la estaca, que se fijó en la tierra.Cuando llegó Barac, entró y vio a Sísara muerto con la estaca en la cabeza.

5 Aquel día, Débora y Barac cantaron un canto al que se llamó El Cántico de Débora
que ustedes pueden conseguir en cualquier biblia, pero preferimos pensar que fue éste otro: 

6 11-13 El Angel de Yavé le dijo a Gedeón: «Yavé está contigo, valiente guerrero.» Gedeón respondió: «Por favor, mi señor, si Yavé está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde están los milagros que nos contaban nuestros padres? ¿No decían que Yavé los hizo subir de Egipto? ¿Por qué, ahora, nos abandona y nos entrega en manos de los madianitas?» 

14-40 Yavé entonces se volvió a él y le contestó: «Anda y con tu valor salvarás a Israel de los madianitas. Soy yo quien te envía.» Gedeón contestó: «Disculpe, Señor, ¿cómo puedo yo salvar a Israel? Mi familia es la más humilde de mi tribu» Yavé le respondió: «Yo estaré contigo y tú derrotarás al pueblo de Madián de una sola vez.» Gedeón le dijo: «Por favor, dame una señal de que eres tú quien habla.» 
Entonces el Angel de Dios le dijo: «Toma carne y panes; déjalos en esta piedra, y el caldo, arrójalo.» Gedeón lo hizo así. En ese momento el Angel de Yavé extendió el bastón que tenía en la mano y tocó la carne y los panes. De repente una llamarada salió de la roca. El fuego quemó la carne y los panes y el Angel de Yavé desapareció. 

Esto viene de Jueces I y de mucho más atrás. Y se supone que continuará...